Publicado por Malena
El pensamiento positivo hace posible ver lo bueno que tienen todas las cosas, sentirse seguro en la incertidumbre, confiar en uno mismo, creer en la gente, apreciar la belleza, amar, comprender y perdonar.
Lo bueno en este mundo es que tenemos la oportunidad de ser protagonistas de nuestra propia vida, si elegimos confiar en nosotros mismos y liberarnos de las dependencias.
Sin embargo, muchos no pueden permitirse estar en paz y bien porque necesitan aferrarse a alguien o a algo para sentirse seguros.
Para poder disfrutar de cada día hay que cultivar pensamientos sanos y vivir una vida sencilla.
La sencillez convierte a una persona en un ser pacífico, compasivo y sensible, capaz de ver las cosas desde una perspectiva más amplia.
La realidad es bella si sabemos mirar. Hagamos como las flores que nacen en el estiércol y son capaces de aprovechar de él lo que necesitan y transformarse en algo hermoso y perfumado.
Nos merecemos lo mejor y no necesitamos la aprobación de los demás para ser nosotros mismos, sin embargo nos aferramos a vivir en la esclavitud de personas incapaces de amarnos que nos amargan la vida.
Si practicamos el buen humor podemos cambiar nuestros pensamientos y tendremos la posibilidad de tener relaciones felices, porque somos nosotros con nuestra actitud negativa los que atraemos las desventuras.
Cuando sonreímos se activan mecanismos químicos que cambian nuestra manera de ver el mundo; y recordar momentos gratos, gente querida, y lugares bellos nos mantiene optimistas.
Si tomamos conciencia de quienes somos y lo mucho que hemos hecho, nos damos cuenta de todo lo que tenemos que agradecer, y ese esclarecimiento aumentará nuestraestima y nos dará mayor confianza en nosotros mismos.
Las líneas de amargura del rostro se borran más fácilmente mirando el lado bueno que tienen todas las cosas y si aprendemos a pensar en positivo podremos evaluar los problemas en su justa medida, sin sufrir ni desesperarnos ni enojarnos y aceptando el desafío que imponen los cambios.
Churchill decía que para un optimista una calamidad es una oportunidad, pero para el pesimista todas las oportunidades son calamidades.
La persona positiva puede ver lo nuevo y vivir el presente proyectándose hacia el futuro, pero la negativa compara sus experiencias actuales con su pasado y se queda estancada; le cuesta empezar de nuevo, darse una oportunidad, tener proyectos, porque apuesta al fracaso y está de vuelta de todas las cosas.
Los acontecimientos adversos nos enseñan y nos obligan a utilizar nuestro ingenio y creatividad, porque no nos llegamos a conocer del todo y muchos de nuestros talentos pueden permanecer ignorados.
Cuando superamos una crisis sentimos mayor confianza en nosotros mismos, maduramos, adquirimos experiencia y nos volvemos más comprensivos y tolerantes, porque podemos entender mejor a los otros.
El temor a la incertidumbre se puede vencer con la mayor confianza en uno mismo, que solo se gana superando obstáculos.
Nos volvemos más optimistas cuando nos damos cuenta que somos capaces de resolver situaciones difíciles, salimos airosos de serias encrucijadas y podemos solucionar crisis.
El pensamiento positivo es el que genera el entusiasmo que necesitamos para decidirnos a desarrollar nuestras iniciativas tantas veces postergadas, es el que nos permite creer que podremos lograr nuestros propósitos y disfrutar haciéndolo.
Y si no pasa nada, no importa, igualmente vale el intento, porque lo peor que nos puede pasar es quedarnos con la incógnita de no haberlo hecho.
Tomado de http://psicologia. laguia2000. com/psicologia- cognitiva/ pensamiento- positivo
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