El paraíso para los "paraísos artificiales" de Baudelaire. La fábrica de opio más grande del mundo, herencia decimonónica -de cuando el opio era una droga literaria, elitista y respetable (ver De Quincy)-, funciona aún en Ghazipur, una ciudad al norte de la India, como informa BBC.
La vetusta instalación conserva aún sus trazas coloniales: la construcción de ladrillo rojo, las fuentes de agua y un reloj de sol donado en su día por un comerciante de opio inglés. El lugar fue remozado tan sólo hace dos años.
Ahora vive una segunda época de bonanza, no tanto gracias a los partidarios de la sobria ebrietas al estilo del sabio Escohotado, sino debido a las empresas farmaceúticas. .. y de paso a los seguidores de la novela histórica. El libro Mar de amapolas, del escritor indio Amitav Ghosh, ha renovado el interés por este vestigio del imperio británico que dura ya más de 180 años.
Novecientos trabajadores
Dentro de los muros rojos de la fábrica trabajan 900 personas que contribuyen a generar una ganancia anual de 45 millones de dólares. El 90% de las exportaciones se dirigen a Estados Unidos, Japón, Francia y Sri Lanka para usos farmacéuticos.
EE UU y Japón, por ejemplo, importan entre 200 y 250 toneladas métricas de opio de esta fábrica por año. Tomar fotografías dentro de las instalaciones está prohibido y la vigilancia es estricta. Según Manik Mukherjee, una de las autoridades de la fábrica, el opio indio es "puro" y tiene un inmenso valor farmacéutico.
Tomar fotografías dentro de las instalaciones está prohibido y la vigilancia es estricta. Según Manik Mukherjee, una de las autoridades de la fábrica, el opio indio es "puro" y tiene un inmenso valor farmacéutico. La fábrica estaba emplazada en un paisaje idílico, nada que ver con lo que es ahora la bulliciosa ciudad de Ghazipur.
Durante la Segunda Guerra Mundial la fábrica comenzó a diversificarse. A finales del siglo XX el cultivo de amapolas comenzó a declinar en la zona y en el resto de la región (Uttar Pradesh).
Monos colocados
En la actualidad, se cultivan amapolas en los estados de Rajasthan y Madhya Pradesh. Pero algunas cosas, al igual que este gran edificio colonial, no han cambiado. Empleado de la fábrica Ghosh escribió sobre la "apatía" que parece rondar en las inmediaciones de la fábrica, citando el ejemplo de unos monos que bebían el agua de las alcantarillas, intoxicadas con los desechos de la fábrica.
Ahora, los monos siguen siendo los "señores" por aquí, nutriéndose de los desechos del opio y durmiendo todo el día. "Se han vuelto adictos al opio. Muchas veces tenemos que arrastrar a los monos dormidos que andan por aquí", comenta uno de los trabajadores de la fábrica.