martes, 25 de agosto de 2009

USAR LA SEDUCCION


Conectándonos con nuestra sensualidad y seducción

Seducción, sensualidad y erotismo, pilares básicos que sostienen nuestra sexualidad. Sexualidad que es mucho más que genitalidad. De hecho, muchos problemas sexuales aparecen como consecuencia de la “ausencia” de alguno de esos pilares.

La seducción cabe considerarla como el conjunto de expresiones y manifestaciones de una persona, sus aspectos particulares, psicofísicos y comportamentales, que surgen de su manera de ser y que se relacionan con su historia y trayectoria vital, y que producen, en su conjunto o en algunos de sus aspectos, atracción de algunas personas frente a ella.

Es un proceso presente en nuestra vida cotidiana, en cada contacto que establecemos con las demás personas, en todas las relaciones humanas: amorosas, laborales, circunstanciales, amistosas, familiares, etc. La seducción actúa cuando tenemos una entrevista para acceder a un puesto de trabajo haciendo evidente nuestra capacitación para el mismo; en el momento en que rendimos un examen y queremos mostrarnos seguros y preparados; cuando hablamos en público o en una reunión e intentamos captar la atención de los demás. Se trata de un proceso complejo que comprende una inmensa variedad de gamas y calidades, de intenciones y de objetivos, y que juega un papel fundamental en todas las relaciones personales.

La seducción es un arte, un juego lleno de riesgos y contratiempos, de aventuras y desventuras, de encantos y disfraces. Con la seducción, la sexualidad entra en una dimensión mucho más amplia, y que abarca mucho más que la ‘necesidad de saciar el sexo’. Y si bien somos un cuerpo rico de órganos sensoriales, necesitamos aprender a sentir. Vista, tacto, oído, olfato y gusto, están allí para que los desarrollemos y usemos. ¿Cómo? Experimentando, activando nuestros sentidos y órganos sensoriales. Es como si fuéramos "analfabetos” en el arte de amar, sentir y gozar.

Excitarse y tener orgasmos es importante, pero también lo es saber encontrarse e intimar con el otro, haciendo contacto con su ser y con mucho tacto tocarse, en todo el sentido de la palabra, tocarse con la piel, con el tacto, con el alma, con la mirada, con la voz. Por ello pienso que intimar implica erotizar el encuentro. Todo esto presupone romper con mitos, tabúes y prohibiciones.

Todas las personas somos seductoras desde que nacemos, incluso los bebés son tremendamente seductores. Para seducir hacemos gestos, decimos cosas, nos comportamos de tal o cual forma, - chistosos, prepotentes, conversadores, callados, gestos y cosas que resultan seductores para algunas personas y no lo son para otras.

No es posible seducir a todo el mundo. No se puede gustar a todos: al padre, a la madre, a los/as hijos/as, a la compañera, al amigo... en todos nuestros comportamientos o puntos de vista. Tampoco es posible que gustemos a nuestra pareja en todas nuestras facetas, en todos nuestros actos, en todas nuestras opiniones.

Pero ya sea por la educación o por las experiencias de aprendizaje que vamos teniendo a lo largo de la vida, vamos inhibiendo esas habilidades innatas.

¿Cómo podemos desarrollar nuestra seducción?

La seducción es un arte que podemos aprender y por lo tanto todos somos capaces de desarrollar nuestro potencial para seducir. La tarea consiste en saber exhibir las mejores virtudes, asumir aquellas que no podemos cambiar y ampliar nuestras capacidades no trabajadas.

Para ser seductor no es necesario tener o incorporar todas las cualidades reconocidas social y culturalmente como seductoras o sensuales. Lo importante es reconocer las propias capacidades innatas, saber presentarlas adecuadamente y trabajar con uno mismo para desarrollar aquellos aspectos en los cuales tenemos mayores limitaciones.

Estamos acostumbrados en nuestros tiempos a construir una mirada predominantemente negativa de nosotros mismos. Se nos enseña que lo bueno es lo externo, el modelo que se exhibe en medios de comunicación, propagandas, etc. La perfección es lo que se busca, y por supuesto que es un ideal inalcanzable. Esos modelos tiranos nos hacen pensar que no somos lo suficientemente valiosos, ya que no coincidimos con lo que "debería ser", y de esa forma aprendemos a jerarquizar nuestros defectos y limitaciones, poniéndolos por delante de nuestras potencialidades y virtudes.

No se trata de crear un personaje, ni imitar a alguien exitoso sino rescatar lo mejor de mi propia persona y construir por medio de la reflexión, elaboración y autocrítica positiva una imagen y personalidad en la cual se integren armónicamente diferentes aspectos que principalmente me permitirán seducirme mejor a mí mismo y por lo tanto a los demás.

En la seducción, el lenguaje corporal es de mucha importancia. De hecho, la misma frase acompañada de gestos faciales, de postura corporal y de tono de voz distintos, puede ser interpretada por el destinatario de una manera opuesta. Si digo una frase maravillosa pero mi lenguaje corporal transmite inseguridad, temor al ridículo y rigidez, no voy a lograr el resultado esperado. Por el contrario, puedo decir una frase “vulgar” pero de manera graciosa, firme y segura, y ello impactará de otro modo.

Es el cuerpo en movimiento el que nos seduce. No son solo sus ojos, sino como mira; no es solo su boca sino como gesticula, como sonríe, como habla, su tono de voz, su ritmo; no son sólo sus piernas sino como las coloca, como camina. No es sólo qué se dice sino cómo se dice.

Sugerencias para seducir

Creer en uno: aprecie su esencia como ser humano, aceptando que tiene cualidades positivas y que los demás pueden conocerlas. Sedúzcase a sí mismo y confíe en sus posibilidades.

Dejar de ser tímidos: para ello es importante animarse a buscar nuevas oportunidades, pero con una actitud positiva, estar dispuesto a dialogar con fluidez. Requiere también ser paciente, positivo y muy optimista porque a veces las cosas no salen como uno quiere y hay que seguir intentándolo más veces hasta que alguien nos corresponda.

Estar Relajada: a veces, cuando estamos muy cerca de la persona que nos gusta, nos ponemos ansiosos, respiramos muy rápido, transpiramos, el corazón nos palpita, etc. Y esto hace que nos apuremos y que restemos eficacia a nuestros comportamientos. Por lo tanto es importante relajarnos ante las situaciones que consideramos que nos producen ansiedad como puede ser "seducir".
Hablar y Seducir con el cuerpo y con las palabras: todo comunica; siempre lo estamos haciendo, con una palabra, un gesto, un sonido, en una conversación, etc. Todos nuestros movimientos corporales y posturas comunican. Por eso es importante adoptar posturas corporales relajadas. Podemos imaginarnos que somos un árbol fuerte, lleno de flores y bien enraizado en la tierra. Para seducir hay que tener buena disposición, seguridad en una misma y saber utilizar el cuerpo y los cinco sentidos: La vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto. No nos olvidemos que también las palabras, fundamentales para empezar a relacionarnos con otras personas, expresan cómo estamos y cómo nos sentimos. De ahí que sea importante usar palabras positivas y atractivas, mirando a los ojos, sonriendo, y, sin efectuar interrogatorios, mostrando interés en lo que la otra persona siente mientras conversan.

Cada uno de nosotros tenemos una forma natural y propia de seducir. Podemos dejar de ser tímidos, aprender a comunicarnos con el lenguaje verbal y corporal, desarrollar mayor autoestima, relajarnos, romper con la vergüenza, y despertar la creatividad que llevamos dentro

Expresando nuestros deseos y necesidades sexuales

Nuestros compañeros/as sexuales no adivinan nuestro pensamiento. Más aun: no podemos saber instintivamente que le agrada a nuestra pareja. Y justamente un obstáculo frecuente que impide alcanzar la satisfacción sexual -por miedo, vergüenza o simplemente por resistencia a tocar temas sexuales- es la ausencia de comunicación por parte de uno de los integrantes de la pareja o de ambos.

¿Qué me gusta?

Pensemos en aquellas experiencias sexuales que disfrutamos mucho. ¿Quién era nuestra/o compañera/o? ¿En dónde se desarrollaba, dónde estábamos, qué fue lo que hizo que esa experiencia fuera tan placentera?. Pensemos ahora en alguna experiencia no placentera. ¿Con quién estábamos, en qué circunstancias y qué fue lo que pasó? Comparemos luego ambas experiencias y hagamos una lista de todos los elementos que hicieron que aquella experiencia fuera agradable. ¿Usamos una posición o técnica en especial? ¿Tuvo que ver el lugar? ¿Sentíamos ansiedad, temor, estábamos tensos o relajados? Volvamos a escribir la lista y ubiquemos arriba los datos que consideremos mas importantes y abajo los que pensemos que son menos importantes. Esta nueva lista nos permitirá saber cuáles son las condiciones que deben darse para que el encuentro sexual nos resulte placentero y también sabremos en qué situaciones no nos resultará satisfactorio.

Pensemos finalmente si con nuestra actual pareja realizamos las situaciones o los elementos que ubicamos en primer lugar. ¿Son razonables, las llevamos a cabo con nuestra pareja, podemos trabajar conjuntamente para optimizar ciertas condiciones y eliminar aquéllas que nos insatisfacen?

¿Cómo seguimos?

Hablando con el otro sobre todo lo anterior. Uno de los factores mas importantes para alcanzar una relación sexual satisfactoria es una buena comunicación. Es cierto que a muchas personas esto no les resulta nada fácil. La mejor manera de poder lograrlo es cuando la pareja se halla inmersa en un clima de intimidad y tranquilidad, y sabe con seguridad que dispondrá de tiempo suficiente para ello. Resulta importante no intentarlo cuando se está en medio de una pelea, o cuando se está deprimido o de mal humor.

Lo más importante es que la pareja recuerde que el objeto de la conversación no es criticar la comunicación sexual sino intentar que ésta mejore, para lo cual se impone el diálogo y no una lista de demandas.

La clave está en la negociación

Una manera de que este "negocio " resulte próspero es que cada uno de los integrantes tenga un tiempo predeterminado para hablar de sus sentimientos, asegurándose de este modo la escucha del otro. Y es importante comunicarse en forma positiva "Me encantaría que me acariciaras así" y no negativamente "Así no me gusta".

Una expresión positiva demuestra que usted quiere que su compañero/a lo intente, e indirectamente dice que cree que é1/ella es capaz de aprender. Además, un ejemplo como el citado da al otro algo específico para in­tentar; el mensaje contiene información importante, que solo usted puede ofrecer. Comunicar sus necesidades es un ingre­diente vital para la renovación y expansión continuas de su sexualidad, y hace que la relación se mantenga viva e intere­sante.

Afrodisíacos que intensifican el encuentro sexual[/color]

Las diversas especies animales segregan en la época de celo sustancias, feromonas, que actúan como señales sexuales incitando a través del olfato o el gusto, reacciones sexuales.

También nosotros los humanos podemos generarlas para intensificar nuestros encuentros sexuales, para revitalizarlos, para romper con el tedio y la monotonía que muchas veces nos embargan.

Encontrar tiempo suficiente para hacer el amor sin apuro es fundamental para mantener un buen nivel de pareja. Luego de los primeros años de convivencia y a veces después de la luna de miel, la sexualidad queda relegada, olvidada, la pareja o alguno de sus integrantes no encuentra "tiempo libre" y no logran salir del ritmo agotador de una agenda llena; por ende, no tienen tiempo para estar juntos. Seguramente en esta situación tampoco tendrán buen sexo.

Y ¿por qué no planificar una salida de fin de semana solos?

Mínimas variaciones, como cambiar de posición coital, compartir una bañera de espuma, darnos masajes sensuales, un fin de semana juntos, sin hijos, un salto de cama sensual o ropa interior sexy, un perfume, etc. Pueden ser disparadores sexuales y, al igual que las feromonas, incitar e intensificar el placer.

Algunas sugerencias

Con un poco de imaginación es posible variar el escenario habitual, prepararlo para un momento diferente. Quizá resulten más eróticas las caricias si buscamos una iluminación diferente; pueden ser velas que produzcan una atmósfera más cálida e íntima. Incluso un ambiente perfumado con suaves esencias resulta generalmente muy sugerente. Es importante que la temperatura sea agradable y por qué no, una buena música de fondo.

Y no olvidemos para evitar interrupciones, encender el contestador automático o desconectar el teléfono y apagar los celulares.

Consejo del Kamasutra de Vatsyayana: "En la habitación intensamente perfumada, el lecho ha de ser blando, agradable a la vista, cubierto por sábanas limpias blancas con guirnaldas y flores encima, dosel y dos almohadas, una en la cabecera y otra a los pies. También debe haber un escabel, sobre el que se colocarán los ungüentos perfumados para la noche, así como flores y sustancias fragantes para perfumar la boca".

¿Por qué no recuperar el placer de besarnos? Son muchas las parejas que no se besan en público, y es bien alta la cantidad de personas que no incluyen el beso profundo -el beso de lengua- en sus juegos eróticos.

Casi todos los libros orientales del Tao del amor insisten en la trascendencia de los besos eróticos, besos que permiten que la pareja se beneficie con la armonía del Yin y el Yang.

Por qué no seguir las enseñanzas del Kamasutra y, tomando vino en la boca, dárselo en los labios a la persona amada. La boca, zona erógena de gran importancia, posee una conformación anatómica tal que permite toda una serie de movimientos capaces de despertar una amplia variedad de sensaciones en el otro: el beso suave, la caricia de los labios, apretar, succionar, lamer, y realizar con la lengua diferentes tipos de contactos. Además, los labios y la lengua son zonas de abundantes terminaciones nerviosas que actúan como receptores de sensaciones de contacto y gusto.

Evitando las sensaciones mutuas desatadas por el beso suave, por la caricia de los labios y la húmeda caricia de la lengua, por la succión y el mordisqueo prescindimos del erotismo de lo que humedece, de la saliva con su textura, su gusto y su olor; nos impedimos percibir los olores de nuestro/a compañero/a y sentir el calor del aliento recorriéndonos el cuerpo, ese olor que es peculiar de esa persona.

El buen sexo necesita la misma dedicación, el mismo trabajo que el necesario para preparar una buena comida. Es cierto que una comida rápida nos alimenta y satisface y de hecho es lo que hacemos generalmente pero no tiene "esa" particularidad, "ese gusto" de una comida en la que se prestó atención a los detalles. El ambiente que la rodee, la disposición del lugar donde se sirve, el poner la mesa de una manera atractiva, con flores, iluminación íntima y música suave son tan importantes como la habilidad culinaria empleada en ella. Y ¿por qué no sugerirle una cena íntima, diferente de las habituales, dentro de su casa, donde uno prepara el escenario y el otro la comida?

Todos estos "afrodisíacos" , utilizados de modo variado y agregándoles todas las particularidades creativas de las que los seres humanos somos capaces, re-crea o crea esa magia necesaria para revitalizar nuestro vínculo.

La sexualidad de la gente grande

La sexualidad cambia a medida que envejecemos. Es algo que no puede negarse. Todo cambia al envejecer. Todos, hombres y mujeres, lamentan la pérdida de la juventud y la consiguiente pérdida de la firmeza de la piel, de la erección dura como una roca, de la abundante lubricación, de la energía sin límites y de la libido incontenible. No obstante, la mayoría de los adultos sanos pueden llevar una vida activa y satisfactoria a los 60, 70 u 80 años, e incluso más tarde. Hacer el amor conlleva un gasto de energía similar al de subir las escaleras hasta un segundo piso, acción que la mayor parte de nosotros podemos realizar hasta una edad verdaderamente muy avanzada.

La sexualidad será diferente, ni mejor ni peor. Los cambios en hombres y mujeres son de distinta índole: en la mujer - quizá por las imágenes de “”mujeres perfectas”” con que nos bombardea la publicidad - parecen más evidentes: la piel se afloja y pierde elasticidad, los senos están mas caídos, a veces aparecen varices o acumulaciones adiposas en distintas partes del cuerpo. Pero no pierden su capacidad orgásmica. Si la lubricación es un problema, pueden utilizar un lubricante y/o encontrar alivio con el reemplazo de estrógenos. Los hombres, aunque su capacidad de respuesta se lentifica pueden seguir teniendo y manteniendo erecciones que, aunque no tan potentes como las de su juventud, son aun suficientes para lograr el placer mutuo. ¿Qué ha cambiado? Lo que ha cambiado son nuestros ritmos y la intensidad de los contactos amorosos. En los hombres después de los 60 años aproximadamente, además de un cierto aflojamiento general de la piel y de los músculos, se produce una disminución relativa de su capacidad erectiva.

Ya no es tan fácil lograr una buena erección y muchas veces esta no es tan completa como antes. En definitiva, necesitan más tiempo y una estimulación manual más intensa y prolongada por parte de la compañera. También puede suceder que la erección no se mantenga constante por mucho rato, sino que se pierda y vuelva a recuperarse varias veces durante una relación sexual. Por otro lado los hombres maduros también tardan más en eyacular: ya no se precipitan hacia la tan ansiada meta sino que pueden darse y darle a la compañera más tiempo para disfrutar de la relación sin temer la inminencia del orgasmo.

Son amantes más refinados en definitiva y la leyenda que atribuye un mayor atractivo sexual a los hombres de edad madura tiene bases fisiológicas en que apoyarse. Los besos, las caricias, los toques y roces cobran una mayor importancia. Algo que adquiere especial importancia son los hábitos de vida y la actividad que se desarrolla. Un anciano o anciana que ande en bicicleta, que haga largos paseos a pie, que mantenga algún tipo de actividad psíquica y física tendrá muchas más ganas y posibilidades de hacer el amor que alguien envejecido prematuramente o enfermo. Nuestro peor enemigo, en esta etapa de la vida en especial, es la inactividad en todos los órdenes, y por supuesto en el sexual. Y que pasa con nuestro deseo? Su intensidad y características cambian, quizá al llegar a los 70 años ya no tenemos tantas ganas de tener relaciones sexuales como antes.

¿Que ha pasado? Muchas cosas y diferentes para cada uno. En general hay un ritmo más lento en la relación sexual por razones fisiológicas. El hombre necesita más tiempo, a veces varios días para poder tener una nueva erección. La mujer ha descubierto que se cansa más fácilmente, y que se siente satisfecha por más tiempo luego de una relación sexual.

Pero también es cierto que la historia que tras de sí tiene cada pareja, cada hombre y cada mujer influye de manera decisiva en las posibilidades, en el deseo y en la frecuencia de las relaciones sexuales. Quienes han tenido una vida sexual insatisfactoria es muy probable que llegado un cierto momento, cuando ya no es socialmente obligatorio que sigan siendo sexuales, “aprovechen la ocasión” y se retiren discretamente.

También sucede que muchas mujeres se separan o quedan viudas después de los 60. Por prejuicios, por temor o falta de oportunidad no les es posible formar una nueva pareja y no tienen más remedio que dar por terminada su sexualidad. Otras veces tienen oportunidad de reiniciar su vida sexual a esa edad y pueden empezar a disfrutar de hacer el amor mucho más que antes.


Todos los seres humanos necesitamos de contacto corporal para poder vivir. Lo necesitamos desde bebes y hasta muy viejos. Necesitamos las caricias, el tocar y acariciar a otros. Podemos afirmar que para las mujeres la sexualidad sigue existiendo hasta que ellas quieran que exista. Ni la medicina ni las ciencias psicológicas sostienen que sea nocivo o imposible continuar una vida sexual activa durante toda la vida. El tabú, la prohibición implícita en el mensaje cultural que recibimos, es un resabio del pensamiento de que la sexualidad solo sirve para la reproducción y que deja de ser licita o aceptable cuando pierde su fin reproductivo. Nuestra primera tarea es, entonces, quitarle a este tema la idea de prohibición y de vergüenza.

Tengamos en cuenta, por otra parte, que esta sociedad tiende a marginar y a desproteger por completo a sus viejos. Y la posibilidad de pasar los últimos años de la vida con un relativo bienestar económico y afectivo, es privilegio de muy pocos. En general la falta de dinero, la falta de un efectivo apoyo social y muchas veces familiar, crea una situación de angustia muy grande que, de más está decirlo, no deja margen para la sexualidad.

Además, en cierta medida, las mujeres llevamos la peor parte. La imagen estereotipada de “la vieja” es el de una mujer gastada, amarga, triste y, por sobre todas las cosas, fea. Y a veces tenemos que emplear nuestros mejores esfuerzos para demostrar que no es así. Que podemos perfectamente ser de otra manera, muy distinta.

Por otra parte, es diferente envejecer sola, que con nuestro compañero, sobre todo si ese compañero ha sido el mismo durante los últimos cuarenta años.

Es importante estar bien informados. Saber que nuestros encuentros serán más largos y no por ello menos placenteros. Que las erecciones masculinas no serán tan urgentes ni tan fáciles de conseguir, pero que eso no impide que nuestros encuentros sexuales sean placenteros y gratificantes para ambos, si la angustia o el miedo a fallar no nos invaden.

Es un buen momento para gozar plenamente de nuestra experiencia, para olvidarnos de viejas inhibiciones, para buscar nuevas maneras y ocasiones de contacto afectivo y corporal. Recordemos que la sexualidad no se limita a la relación genital, que existen muchos otros aspectos de la vida sexual a compartir que quizá todavía no hemos explorado. Hay muchas maneras diferentes de hacer el amor a través de experiencias compartidas: tocarse, acariciarse usando los labios o las manos. No todo contacto sexual tiene necesariamente que terminar en penetración.

Tenemos que ser conscientes de los cambios que se operan en nuestro cuerpo, aceptándolos y aprendiendo a disfrutar de una nueva manera. Nuestra sexualidad no será la misma de antes, es cierto, pero es probable que sea óptima. Lo importante es seguir activas, defendiendo nuestro derecho a la vida y al placer.

Buscando el placer se encuentra el orgasmo

Todos los esfuerzos por lograr un estado físico y mental saludable contribuyen para disfrutar de intensos y placenteros orgasmos. La indicación de una sencilla y aparentemente inocente caminata diaria, la contemplación de la naturaleza, realizar actividades placenteras, aumentar la autoestima, alimentarse equilibrada y naturalmente van a permitir un estado cuerpo-mente más proclive al logro de satisfacciones intensas, entre ellas el orgasmo.

Un problema femenino frecuente es la incapacidad para experimentar el orgasmo, sola y/o con la pareja.

"Al comienzo no alcanzaba ningún orgasmo; incluso ni sabía de qué hablaba Alex cuando decía que deseaba que yo alcanzara un orgasmo porque desconocía esa sensación. Pero me sentía atraída y disfrutaba de nuestros encuentros. Me gustaban sus caricias y sus besos, pero él tenía una satisfacción que yo no alcanzaba y me quedaba con la sensación de querer más. Leyendo una revista me enteré que lo que me pasaba era que no podía alcanzar el orgasmo. Intenté hacer algunas cosas, disfruto mucho más de todo pero cuando llega el momento no puedo”, nos cuenta Alicia de 31 años.

Y si el orgasmo no te sorprende ¿Cuál es el camino? ¿La búsqueda del orgasmo consciente? ¿Trabajar para lograr el orgasmo? ¿Qué hacer para tener orgasmos?

Si el cuerpo no está enfermo, los miedos de cualquier origen impiden la buena sexualidad. Esto tiene una explicación biológica ya que durante la emoción del miedo se desencadenan procesos bioquímicos que inhiben el desarrollo de los procesos sexuales naturales.

Entre los humanos, la secreción de catecolaminas, adrenalina y noradrenalina, aumenta notablemente ante el estrés y el peligro, produciendo vasodilatació n y mayor flujo sanguíneo en los órganos necesarios para actuar frente al peligro: músculos, corazón y cerebro. Esto provoca un estado de alerta tensando los músculos, aumentando la frecuencia cardiaca y la tensión arterial, todo ello necesario para afrontar situaciones de riesgo como luchar o escapar. Al mismo tiempo disminuye el flujo sanguíneo de órganos no necesarios para enfrentarse al peligro.

Todo esto torna casi imposible una buena sexualidad si existen la ansiedad y el miedo.

Muchas dificultades tienen su origen en la ignorancia o en la culpabilidad sexual producto de prejuicios muy arraigados por los mitos y educación recibidos durante el desarrollo. Incluso el miedo al mal desempeño sexual es muchas veces el origen de la disfunción. Estar demasiado ocupados en la búsqueda del éxito sexual (que no es lo mismo que buscar placer sexual) crea estados de ansiedad que inhiben justamente la posibilidad de su logro.

Si una persona no consigue vencer sus prejuicios y sus temores, así como su culpabilidad por el placer sexual, eso lleva a padecer una persistente dificultad para alcanzar el orgasmo.

Si se pudiesen abandonar a las sensaciones que recorren sus cuerpos mientras se despierta el deseo, en algún momento se sentirán sorprendidas por las contracciones involuntarias de la descarga orgásmica.

fuente: http://www.minutoun o.com/1/hoy/ blog/blog/ 111013-Conectá ndonos-con- nuestra-sensuali dad-y-seducció n/